16 marzo 2009

Las Desconocidas


Y estaba allí, en aquella esquina,
besando aquel vaso de vino, creo,
y te mire a los ojos como perdida,
dibujando en mi retina la silueta de tu cara.
Nos fuimos acercando sin darnos cuenta,
fruto del imán de nuestras pasiones,
tu te perdías en mis orejas, mientras...
yo te acariciaba con ansia el pelo.
Nos Agarramos de la mano y fuimos hacia tu casa,
había poca gente por la calle,
estábamos sudando, pero hacía frío.
Cerramos la puerta, unimos nuestras bocas,
y el tiempo se volvió como invisible.
Se hacían cenizas mis pezones,
al ritmo que los sorbías con la boca,
corrían tantas gotas por tu cuerpo,
que quise beberlas todas a un tiempo.
Y así como dos fieras en celo,
sucumbimos a los pecados terrenales,
nos dimos cuenta que era el medio día,
y que aún no sabíamos de nuestros nombres.

1 comentario:

Unknown dijo...

Creo haber leido esto alguna vez, o algo parecido.

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Mientras más íntimo es el tema sobre el que tengo que escribir más me cuesta. Mientras más cercano a mí, más rato paso viendo la págin...