Otra vez vuelvo a la misma cama
que pone barrotes a mi alma.
Otra vez vuelvo a la rutina
de querer una nueva vida.
Yo, triste pecadora,
lejos del cielo,
tan cerca del infierno
que siento su fuego.
Una vez quise tan fuerte
que rompí mi mente
y ahora,
triste de mí,
vendo mi cuerpo
para servirte a ti.
Cierra la puerta
esta noche
moriré encerrada.
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