06 junio 2009

Soledad

Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que sonreí con la alegría de vivir? En verdad no lo se, creo que es tanto que me parece jamás haberlo hecho.

No encuentro palabras que describan lo que siento, sin embargo se muy bien el sentimiento que es. Puedo dibujar una sonrisa en mis labios y repetir una y mil veces que estoy bien, que soy feliz, pero siempre las lágrimas amenazan con brotar y derramarse en mí para delatarme y entonces dejar de fingir.

Dicen que los ojos son la ventana del alma y que todo puede mentir, todo… menos una mirada.

En mis ojos no se ve otra cosa que no sea soledad, pero ya no es esa soledad que tanto amaba, la que me hacía sentir viva, una mujer con alma; en mis ojos no se ve mas que oscuridad, pero ya no es esa oscuridad que alumbraba mi sendero y con luz de luna mi andar por este mundo iluminaba; en mis ojos solo se adivina vacío y un dolor que desgarra.

En las noches cuando las sombras y el silencio escuchan mis plegarias de muerte, mis ojos se vuelven vidriosos y las lágrimas empiezan a salir. Tengo ganas de gritar todo lo que me ahoga y me hace infeliz pero no puedo, no se como, la traición de los que seres que mas amaba me han hecho perder la confianza en los demás.

A pesar de que mi razón sabe que son cosas que pasan, mi corazón tiene miedo; miedo de refugiarse en tu mirada, en el calor de tus palabras, tiene miedo de abrazar la vida de tu sonrisa y que de los pedazos que de él quedan, los tires al viento para que ya no quede nada.

Es más fácil sentir lo que ahora siento, que arriesgarme a volver a sonreír con motivo de lo que ustedes llaman felicidad, ese sentimiento que nace en algún lugar de nuestro ser, que es capaz de disipar todas las dudas, los miedos, de alejar los temores y que nos lleva a pensar que todo en este mundo es posible.

Quizás me veas reír o escuches mis carcajadas, pero nunca sabrás que detrás de ellas siempre se esconden mis lágrimas, mi dolor, y lo que espero que jamás conozcas, ese dolor punzante que es la agonía de la vida, llamada tristeza...

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