07 mayo 2009



Otra vez salí a caminar, me senté a recordar lo triste de las pérdidas, lo mucho que uno se esfuerza por conservar todo, el ánimo por ejemplo y… Es tan fácil perderlo, y tan difícil recuperarlo.

Muchas veces nos ponemos a pensar por qué las cosas se ponen tan difíciles, cuantas veces he dicho: “¿por qué a mí?”. Hoy sentada en la plaza de siempre, me dí cuenta de cuánta gente ya no se preocupa por otros, sólo por sí mismos, todos caminaban, algunos iban y otros venían nadie se detenía a verme, a nadie le importaba que estuviera con mis ojos llenos de lágrimas, nadie se detuvo a peguntarme que me pasaba, más todos seguían sus caminos…

Iban a sus trabajos, quizás a su casa, yo lloraba y ellos con el seño rígido sin mirar a los lados sólo hacia delante, quizás en sus cabezas había preocupaciones quizás no.

Después de mucho pensar volví a mi casa y me di cuenta que sólo yo podía ayudar a que mi animo mejorara… y me dije que ya no voy a ir a las plazas a llorar, y no lloraré porque por fin me di cuenta que más allá de una discusión o malos recuerdos, o lo que sea que pueda hacer que me ponga mal, no es tan importante.

Descubrí que hay un mundo afuera y uno dentro mío, que nada ni nadie puede lastimarme si yo no lo deseo, aprendí que la única forma de estar bien es dejar que las heridas cicatricen solas, todo tiene su tiempo y… Nada es tan terrible como para perder la cabeza por eso, todo lo malo que te pueda pasar recordaré que siempre me dejará una enseñanza...

Sólo trataré de no volver a cometer el mismo error... De levantarme cada mañana y sonreír porque es la única forma de que el día empieze bien....

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