Las memorias no existían más, solo el presente, que flagelaba mi alma con sus gritos: "esta es la realidad".
De pronto lo comprendí, lo entendí; como un balde de agua fría acepté que todo era real. Las lágrimas, la soledad, la angustia, las noches de insomnio, la incertidumbre de no saber qué pasaba en realidad... todo, todo había sido real, y hasta ahora que miraba hacia atrás me daba cuenta de ello.
Ya no tenía que verla, ni qué preocuparme por ella. No tendría que escribirle hoy para felicitarla. Ahhhh, ahora entiendo.
¿Qué día es hoy?
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