Hoy...

Me sabe infinita.
Creo comprender que hoy.
Realmente pude palparlo.
Siempre me he sentido sola.

Hoy vislumbré la pequeñez 
en el mundo
y su fragmentada inmensidad.
Desintegro mi ser en lo absurdo.

Pude entender el amor, alguna vez.
Y veo que no es factible en los demás.
La soledad solo es palpable.
Siempre a cada instante.
Dentro, arriba, delante y detrás.

Hoy caminé como caminaba en mi niñez.
Pero sin descubrir el mundo alrededor.
Hoy caminé descubriendo el frío 
que siempre alberga el corazón.
Desde la primera vez.

Hay un desaliño de vida.
Que no llego a controlar.
Una mácula de destino.
Que se desdobla.

Hoy la soledad 
me dice que seré siempre
su sierva, su niña, su prisionera.
Ella me entregará un día 
en los brazos mismos de la muerte.
Y yo no sentiré ningún cambio de lumbre.
Ni de sensación. Ni de fin.
Si será entonces cuando la soledad,
se desdibuje sola de mí.

cry

Sé que necesito llorar;
pero llorar mucho, intensamente,
vívidamente... llorar de adentro.
Hay tanto sentimiento acumulado,
feliz, triste, alentador, victorioso, humilde,
grandioso... y tan mío...
Yo sé que necesito llorar
por los milagros logrados,
los que se hacen con la ayuda de grandes apoyos.
Tal vez sea una catarsis de amor, 
tal vez una catarsis de pena, pero necesito llorar.
Llorar mucho, y en ese llanto no parar
como hace uno cuando se emociona tantas veces, 
y se esfuerza al límite para no demostrarlo,
sino seguir hasta sacar toda la angustia 
buena y mala afuera y que en el aire se diluya, 
y liberarme.
De que sirve el vivir sin sufrir 
y de que sirve el amar sin llorar?
Llorar la ausencia, llorar los logros,
llorar la hazaña, si es que hubo alguna, 
llorar de alegría, y sí hubo algunas.
Llorar, como sentimiento de verdades no dichas,
pero de lo que está impregnado mi corazón.
Llorar de júbilo y llorar de dolor.
Hacer un culto al llanto, tan contenido, 
tan escondido y tan necesario hacerlo aflorar.
Es difícil, pero necesito, hoy llorar,
por lo que pasó, y por lo que va a pasar.
Llorar por lo que logré y por lo que no; 
llorar por que es un sentimiento íntimo y sublime... 
y cuando uno ve quien está al lado,
físicamente o no, se puede seguir llorando por que de eso se trata.
Llorar mágicamente por que, si se entiende, 
es un acto de amor y purificación... 

Aprendí

Ya la vida no es tan dulce, tiene ese sabor del vinagre envejecido, ya el vino es tan agradable  en mi boca ya a nada sabe... 
Es tristeza lo que me inunda , el coraje ya no esta , cuando en las noches ya solo piensas 
en eso que pudo ser y no fue...
Cuando las oportunidades que dejaste escapar te atormentan  y tus errores ya no aguantas más, es ahí cuando te das cuenta de que ya no tienes porque luchar. 
Cuando las fuerzas se desvanecen y tu corazón se deshilacha , ya no hay mas nada por que luchar, no hay herida que superar.  
Al leer mis palabras se bien que no me comprenderás, más hace ya mucho tiempo que deje de esperar y aprendí a aceptar, mis palabras serán crueles  y un tanto dura. Más como te atreves, a pedirme que me detenga... 
Cuando la vida te sonríe  y tu cuerpo no lleva heridas , si no se te desgarra el alma, si no te han abandonado  ya no tienes de que hablar... 
Tu impotencia no es frustrante, solo es egoísmo , querer detenerme no es solidaridad, es un bastardo egoísmo , lo haces por como te haría sentir, no por que crees sea lo mejor para mi... 
No juzgo tu dolor , juzgo tu ambición, juzgo tu interés... 
Al final de mi camino, ya solo te digo  en esta triste rutina, que deseo terminar, no me detengas, ya no lo intentes más y déjame sentir uno poco de alivio y libertad.... 

Solo queda esperar!

Abro mis ojos cada mañana
Pensando en que será un buen día,
Pero es otro capítulo de la misma
Tenebrosa historia de mi ser.

Viajo como autómata del ridículo
Por las calles de la vida
Buscando algo que no quieren que encuentre,
El sentido del existir me evita.

Como por que es necesario,
Bebo para no deshidratar mis células,
Respiro por que es involuntario
Y duermo por que espero no despertar.

Miro un punto fijo por horas,
Drogada de aburrimiento,
Alcohólica de la sangre que derramo,
Anoréxica de ganas.

Pasan por mi lado,
Soy invisible a las miradas,
Como colador de malos recuerdos
Me evitan no me hablan.

Caigo en la acera,
Destruida ya sin fuerzas,
Ojala el piso se abriera y cayera
A donde siento que pertenezco.

Como maldita burla del destino,
Mi corazón sigue latiendo,
Cuando el ocaso llega,
Vuelve la esperanza de irme en el sueño.

Azoto mi cuerpo en mi lecho
De muerte diaria,
Mi cama,
Y espero el nuevo “Gran Día”.

Ay!

Las nubes vienen y el cielo se torna gris.
Comienza un caos al que no se le ve fin.
¡Ay! ¿Has oído ese grito, un grito de desesperación, otro grito sordo, otro grito mudo, otro grito más de desolación?. 
¡Ay! ¿Has oído ese grito procedente de un corazón, de un corazón lleno de llanto ya sin ninguna ilusión?.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Y otro grito de esa amargura, y otro grito de ese dolor, y otro grito de un alma pura, y otro grito de un desamor.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!
Otra vez se oyen en el viento de aquella esposa los gritos, una aflicción producida por un malvado delito.
Ojalá que una lágrima aflore, una lágrima de color gris, para que esta injusticia tenga un cercano fin, para que poco a poco olvide a aquella eterna infeliz, para que su rostro luzca como bella emperatriz.