Creo comprender que hoy.
Realmente pude palparlo.
Siempre me he sentido sola.
Hoy vislumbré la pequeñez
en el mundo
y su fragmentada inmensidad.
Desintegro mi ser en lo absurdo.
Pude entender el amor, alguna vez.
Y veo que no es factible en los demás.
La soledad solo es palpable.
Siempre a cada instante.
Dentro, arriba, delante y detrás.
Hoy caminé como caminaba en mi niñez.
Pero sin descubrir el mundo alrededor.
Hoy caminé descubriendo el frío
que siempre alberga el corazón.
Desde la primera vez.
Hay un desaliño de vida.
Que no llego a controlar.
Una mácula de destino.
Que se desdobla.
Hoy la soledad
me dice que seré siempre
su sierva, su niña, su prisionera.
Ella me entregará un día
en los brazos mismos de la muerte.
Y yo no sentiré ningún cambio de lumbre.
Ni de sensación. Ni de fin.
Si será entonces cuando la soledad,
se desdibuje sola de mí.
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